Actualmente Chile cumple un mandato de tres años en el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un organismo clave para la toma de decisiones que guía el trabajo de la OMS relacionado con la salud en el mundo. Junto con los otros treinta y tres países que conforman el Consejo Ejecutivo, en enero de 2019 la delegación chilena asistirá a la sesión n.° 144.ª del Consejo Ejecutivo para tratar diversos temas, entre los que se incluyen la erradicación de la poliomielitis y las implicancias del cambio climático en la salud.
Pero quizás el tema más importante de la agenda del Consejo Ejecutivo es la propuesta de la OMS de una hoja de ruta sobre el acceso a los medicamentos. Esta hoja de ruta establece prioridades para los próximos cinco años de trabajo de la OMS en lo relacionado con medicamentos en todo el mundo. Como miembro del Consejo Ejecutivo, Chile ayudará a dar forma al debate sobre el modo en que la OMS debe abordar este tema.
Lamentablemente, la hoja de ruta de la OMS, propuesta por la secretaría, tiene serios problemas que los Estados miembros deben resolver. Por ejemplo, la hoja de ruta prevé que la OMS tendrá la función expandida de asesorar a los países sobre la propiedad intelectual; por ejemplo, el uso de “licencias obligatorias”, a veces llamadas “flexibilidades de TRIPS” (Trade-Related Aspects of Intellectual Property Rights [Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio]), para permitir la elaboración de medicamentos patentados sin el consentimiento del titular de la patente. Esto es innecesario y perjudicaría gravemente la innovación global, ya que dificultaría el acceso de los pacientes a los medicamentos actuales y atentaría contra la inversión en nuevos tratamientos y curas en el futuro.
La hoja de ruta de la OMS refleja una tendencia presente en la OMS de ver las patentes como un obstáculo para el acceso a los medicamentos. Pero esto no es verdad; las investigaciones no han encontrado ninguna correlación entre la propiedad intelectual y el acceso a los medicamentos. Casi todos los fármacos que la OMS considera “esenciales” ya no están protegidos por patentes y, aún así, están fuera del alcance de millones de personas debido a otros factores, como sistemas de atención de salud deficientes y mal financiados. El fortalecimiento de la propiedad intelectual puede mejorar este acceso al estimular nuevos descubrimientos y facilitar que medicamentos innovadores lleguen a los pacientes que los necesitan.
Además, la OMS no es la más adecuada para hacer estas recomendaciones, ya que carece de la experiencia necesaria para asesorar a los países sobre las complejas implicancias técnicas, económicas y comerciales de la protección de la propiedad intelectual. Muchos países ya han expresado preocupación y consideran que la OMS no debe utilizar sus limitados recursos en tareas polarizantes que difícilmente mejorarán el acceso a los medicamentos.
Es necesario que los miembros del Consejo Ejecutivo de la OMS avancen y expresen su opinión sobre el rol fundamental que desempeña la propiedad intelectual en impulsar nuevos descubrimientos. Chile, que de manera consistente se ha situado entre los países más innovadores de Latinoamérica, tiene un rol particularmente importante; en especial, debido a que los pacientes chilenos —y la economía de Chile— se han beneficiado de un ecosistema que favorece la innovación.
Tomemos como ejemplo el destacado crecimiento del sector biofarmacéutico en Chile. En los últimos tres años, ha crecido un 30 %, según la Asociación Chilena de Biotecnología (ASEMBIO), y ha convertido a la industria en uno de los sectores emergentes más prometedores del país. Además, Chile realiza la mayor cantidad de ensayos clínicos per cápita en Latinoamérica, con 71,4 ensayos por millón de habitantes, según las cifras más recientes. Y también recibió una calificación de 66,9 en el último Índice de riesgo-recompensa (Risk and Reward Index, RRI) en innovación farmacéutica; una cifra que se aproxima a la de otros países en rápida expansión, como Canadá (77,2) y China (72,0). Este éxito probablemente se debe al apoyo que el gobierno chileno ha proporcionado a la innovación en las últimas décadas.
Mientras el Consejo Ejecutivo de la OMS analiza la manera de mejorar el acceso a los medicamentos, Chile tiene la oportunidad de pronunciarse a favor de la innovación y la salud de los pacientes y alejarse de las propuestas que atentan contra la propiedad intelectual y el crecimiento económico. Como líder destacado en innovación en Latinoamérica con un próspero sector biotecnológico, Chile puede ayudar a la OMS a centrarse en hacer frente a las barreras reales que impiden el acceso a los medicamentos, como sistemas de atención de salud deficientes y mal financiados e infraestructura e impuestos/aranceles insuficientes, en lugar de sugerir una erosión sistemática de importantes derechos de propiedad intelectual y de incentivos a la investigación y el desarrollo. En particular, Chile debe expresar su opinión con claridad en la reunión del Consejo Ejecutivo para transmitir su inquietud sobre la hoja de ruta y asegurar que no provoque actividades expandidas de la OMS que podrían atentar contra la propiedad intelectual en todo el mundo.
Este es el momento de actuar. Los pacientes de todo el mundo dependen de que Chile y los demás miembros del Consejo Ejecutivo encabecen la búsqueda de soluciones proactivas e integrales que derriben obstáculos reales y complejos para mejorar la salud global.