En Ginebra, la capital del multilateralismo, se debate de qué forma los países pueden aprovechar la transferencia de tecnología para cumplir con los objetivos de innovación y desarrollo industrial. La transferencia de tecnología permite la colaboración entre las principales partes interesadas, como la industria, las universidades y los investigadores del sector público, en el desarrollo de nuevas innovaciones. Sin embargo, cuando se la fuerza o coacciona, resulta ineficaz y poco práctica. Para garantizar una transferencia de tecnología efectiva y cuidar los incentivos para la innovación, los acuerdos de transferencia de tecnología deben ser “voluntarios” y “de mutuo acuerdo”.

La transferencia de tecnología “voluntaria” garantiza que ningún gobierno exija la participación en la transferencia. Al combinar las características “voluntaria” y “de mutuo acuerdo”, no aseguramos de que, una vez que se tome una decisión deliberada de transferir tecnología, ambas partes puedan acordar los detalles del trato. La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual resalta la importancia de ambas características en su manual de capacitación sobre la negociación de acuerdos de licencia de tecnología.

La necesidad de disposiciones voluntarias y de mutuo acuerdo es un hecho bien establecido en los acuerdos multilaterales y bilaterales, incluidos los siguientes:

• Resolución de la Asamblea Mundial de la Salud de la Organización Mundial de la Salud sobre el “el fortalecimiento de la producción local de medicamentos y otras tecnologías de la salud para mejorar la accesibilidad”;
• Marco Económico Indopacífico para el Acuerdo de Prosperidad relacionado con una economía limpia; y
• Acuerdo Económico y Comercial entre los gobiernos de EE. UU. y China.

Sin embargo, aunque un concepto parezca muy lógico, no se puede suponer la inclusión de esta idea en los acuerdos. Y el impacto de la transferencia de tecnología en el progreso no puede subestimarse. Es importante que los líderes de todo el mundo incluyan disposiciones sólidas y a favor de la innovación que faciliten la colaboración, los descubrimientos y las invenciones que resuelvan desafíos críticos. De este modo, se defiende la intención de los derechos de propiedad intelectual y se brinda un mejor apoyo a los innovadores en sus iniciativas por el progreso mundial.